El aumento de emisiones contaminantes, especialmente dióxido de carbono, ha alcanzado niveles récord en 2023, con proyecciones que indican 40,900 millones de toneladas emitidas.
Por:Maholi Albuez
La conclusión del año 2023 se perfila como un hito ominoso en la historia climática del planeta, marcado por una sucesión de fenómenos extremos que apuntan hacia la crisis climática global. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el servicio europeo de cambio climático Copernicus coinciden en la predicción de que este año será «con toda probabilidad» el más cálido registrado hasta ahora. Este alarmante pronóstico se suma a una tendencia preocupante, ya que los últimos nueve años, de 2015 a 2023, han sido los más calurosos documentados.
El aumento de emisiones contaminantes, especialmente dióxido de carbono, ha alcanzado niveles récord en 2023, con proyecciones que indican 40,900 millones de toneladas emitidas. Las emisiones asociadas a combustibles fósiles, por su parte, podrían registrar un incremento del 1.1% respecto a 2022, alcanzando un nuevo máximo de 36,800 millones de toneladas.
Los impactos devastadores se extienden a los polos, donde la extensión del hielo marino en la Antártida alcanzó un mínimo histórico absoluto en febrero. En el Ártico, los niveles se mantuvieron significativamente por debajo de lo normal, contribuyendo a la pérdida extrema de glaciares en Suiza y deshielo en los Alpes europeos.
La sequía, identificada como una «emergencia sin precedentes a escala planetaria» por la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, se manifiesta con severidad. Desde Estados Unidos hasta el Cuerno de África, millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria debido a la intensificación de la sequía, cuyas consecuencias son evidentes en China, donde se proyecta un aumento del 80% en su intensidad para el año 2100.
Los fenómenos meteorológicos extremos, desde ciclones y tifones hasta huracanes de categoría 5, han afectado a diversas regiones del mundo, dejando miles de muertos, desaparecidos y daños económicos millonarios. El huracán Otis en México y el ciclón Daniel en Libia destacan como eventos mortíferos y devastadores.
Los incendios forestales, cada vez más virulentos y extensos, han asolado Canadá y Europa, especialmente en Grecia, Portugal, España e Italia, donde el megaincendio de Alexandroupolis se erige como el mayor registrado en la Unión Europea, dejando más de 96,000 hectáreas arrasadas. Estos eventos contribuyen significativamente a las emisiones de CO2, exacerbando la crisis climática que se manifiesta en múltiples formas a lo largo de este año alarmante.