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martes 24 diciembre 2024

‘Klebsiella’, superbacteria que resiste a muchos antibióticos y se contagia en los hospitales

REDACCIÓN INTERNACIONAL.- La transmisión de bacterias en los hospitales es una realidad muy común. Actualmente, entre un 6 y un 8% de los pacientes ingresados en un centro sanitario se contagia de una bacteria externa a su enfermedad en el momento de ingreso al centro.

La Klebsiella es una bacteria altamente transmisible y con el paso del tiempo ha obtenido herramientas propias para propagarse entre los pacientes llegando a causar incluso enfermedades mortales.

¿Qué es la Klebsiella?

La Klebsiella es una bacteria que se encuentra en la flora intestinal de la mayoría de la población sin causar ningún daño. Esta bacteria nos ayuda a protegernos de otros gérmenes y a hacer la digestión.

Es un microorganismo que puede producir infecciones de pulmón, de intestino, en las vías urinarias o en heridas. Su variedad más conocida y de mayor relevancia clínica es la Klebsiella pneumoniae y en su mayoría se contagia en hospitales, llegando a causar enfermedades graves o incluso la muerte de sus dolientes.

Este tipo de infección nosocomial adquiere fuerza como consecuencia del frecuente uso de antibióticos en las instalaciones sanitarias, ya que favorece a su resistencia y es conocida como una superbacteria.

“La Klebsiella es un género de bacterias Gram-negativas”, afirma el experto José Ramón Puño.  Además de la pneumoniae, “existen otros tipos como la Klebsiella oxytoca o la ozaenae”, apunta. “Entre ellas se diferencian en los genes y en las proteínas que codifican estos genes”.

¿Cómo se transmite?

“La Klebsiella se suele transmitir por contacto. Es una bacteria que está en el digestivo de pacientes sanos y no da enfermedades en éstos, pero aguanta bien en las superficies, catéteres, etc. por los que se transmite”, señala María Teresa Muniesa, investigadora en el Departamento de Genética, Microbiología y Estadística de la Universidad de Barcelona a 20minutos.

El contagio puede darse lugar mediante el contacto directo con la piel o las mucosas del infectado, sus heces, heridas u orina, o bien a través de materiales o superficies contaminadas por otros pacientes en el momento de ingreso, cuidado o durante intervenciones quirúrgicas dentro del centro hospitalario.

¿A qué pacientes afecta?

“Mucha gente es portadora, es decir llevan la bacteria sin que les produzca infección”, informa Muniesa a este medio. “A partir de ahí, siempre tienen más riesgo de desarrollar la infección o de contagiarse los pacientes inmunosuprimidos donde la bacteria puede progresar y generar infección”.

Principlamente, son especialmente suceptibles a ella los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos, neonatos, pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, diabéticos o alcohólicos. Se trata de pacientes con alteraciones de las defensas orgánicas.

¿Cómo puede detectarse?

“Existen medios de cultivo específicos y dependiendo de donde sea la infección sera más o menos difícil detectarla”, afirma la microbióloga.

“En una infección urinaria, por ejemplo, no es difícil porque suele ser la única que se encuentra” en esa zona del cuerpo, asegura. “En otro tipo de infección es más complicado. Si se quiere aislar de heces, entonces es necesario eliminar al resto de la flora con medios de cultivo específicos”.

¿Qué medidas hay que tomar para evitar el contagio?

La falta de higiene de manos, principalemente, influye en el contagio de esta bacteria. Además, en los hospitales se realizan continuamente análisis a los nuevos pacientes, a los que han ingresado anteriormente, a los enfermos crónicos, a los que provienen de residencias geriátricas y a los que se medican en un periodo de tiempo prolongado para conocer si están afectados.

Los hospitales deben “evitar que se transmita entre pacientes” y mantener “una higiene general” entre pacientes y sanitarios, apunta la investigadora.”En caso de que sean de las multirresistentes, en los hospitales se extrema la higiene y se procede al aislamiento de los pacientes que tienen la infección para evitar que se transmita a otros”.

Los hospitales requieren de medidas de prevención y control continuas para asegurarse de que sus actuaciones médicas no causan ninguna otra dolencia a los pacientes.

“Nuestros pacientes son frágiles y todos tienen bacterias”, declara Puño, “hay que vigilar bien nuestras acciones, pero ninguna de las actividades médicas tiene riesgo cero”. “Debemos establecer las medidas necesarias para minimizar las consecuencias”.

¿Cuáles son los síntomas?

“Somos portadores de bacterias. Somos muy eficaces en ello y llevamos más bacterias que células en nuestro cuerpo”, señala José Ramón Puño a este medio. “Convivimos con ellas sin problema, pero cuando una persona enferma o está más frágil, las barreras naturales que mantienen a las bacterias Klebsiella en el intestino son más débiles y pueden saltar a otros órganos”.

“Si un paciente ha recibido tratamiento, también elimina las bacterias más buenas y las perjudiciales tienen más oportunidades de causar enfermedades”, explica el experto. Cuando un médico trata a una persona en el hospital, “los aparatos que se utilizan tienen el riesgo asociado de transmitir estas bacterias”.

Según María Teresa Muniesa, la bacteria puede causar infecciones en el tracto urinario, respiratorio, en alguna herida e incluso puede dar lugar a una infección general (Septticemia). Los síntomas varían dependiendo de la enfermedad que afecte al paciente.

¿Qué enfermedades causa?

Su actividad, que puede generar neumonía, sepsis u otros tipos de infecciones, se ha cobrado vidas humanas tanto a nivel nacional como internacional. En España, le costó la vida a una joven ingresada en el Hospital Reina Sofía y este lunes, a dos bebés en el Vall d’Hebron de Cataluña.

En el exterior, una mujer falleció en Estados Unidos. Tras habérsele realizado una serie de pruebas, se decretó que la superbacteria era resistente a 26 tipos de antibióticos.

¿Cómo puede tratarse?

La Klebsiella es muy peligrosa porque se adapta genéticamente a cualquier medicamento en un periodo de tiempo muy corto y es resistente incluso a los carbapenemas, antibiótico utilizado como última opción al tratar infecciones graves.

“La Klebsiella es resistente de forma natural a la ampicilina”, apunta la investigadora. “Crea brotes hospitalarios y da problemas sobretodo si son multirresistentes a diferentes antibióticos”. ”

El principal problema en clínica es si tiene resistencias del tipo BLEEs (betalactamasas de espectro extendido) o carbanapenemasa, que son difíciles de tratar. Entonces se intenta tratamiento con otros antibióticos y se procede al aislamiento del paciente enfermo para evitar su transmisión a otros pacientes y la distribución por el hospital”, concluye Muniesa.

La bacteria Klebsiella es un aspecto no muy estudiado en España. “Solo dos países europeos, entre ellos España, no reconocen la Especialidad de Enfermedades Raras”, confiesa José Ramón Puño. “Para mejorar en este tipo de dolencias, España tiene que invertir en recursos para estudiarlas”.

Fuente: https://www.20minutos.es

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